Beneficios de fortalecer los abdominales

Los abdominales son un grupo muscular que condiciona gran parte de nuestros movimientos. Trabajar esta zona afecta indirectamente al resto del cuerpo y mejora nuestra postura corporal.

Además de los beneficios estéticos de unos abdominales fuertes, más importantes son los beneficios para la espalda, porque evita dolores y lesiones en lumbares y en la parte baja de la columna. Cuando tenemos unos abdominales poco trabajados estamos forzando la espalda a trabajar más y soportar más peso. Si no ponemos a trabajar los abdominales para asumir la parte importante que le corresponde realizar, ese esfuerzo lo tiene que hacer otra parte de nuestro cuerpo, es decir la espalda, y al final acabamos sobrecargando nuestra columna y los músculos de la espalda, con consecuencias nefastas para nuestro bienestar físico. Además, los abdominales fuertes mejoran la buena postura, lo que disminuye el desgaste de la columna vertebral.

Ayudan a que respires mejor puesto que al inhalar y exhalar intervienen diferentes músculos, entre ellos los abdominales. Potenciando estos músculos te ayudará a que tengas una respiración más profunda.

Los abdominales se encargan también de proteger órganos vitales ubicados en la zona estomacal y torácica. Actúan como escudo para protegerlosPero a la hora de realizar ejercicios o ásanas que implican a los abdominales, en muchas ocasiones no se trabajan correctamente, porque en lugar de realizar la fuerza desde el ombligo hacia dentro, hacia la piel interior de la espalda, erróneamente se hace fuerza con el abdomen hacia fuera.

Este es uno de los errores más comunes en trabajos que implican elevación de piernas o del tronco superior.

Así que, lleva tu atención de manera muy consciente de manera que cuando hagas un trabajo abdominal, dirijas tu ombligo hacia dentro, enfoques con fuerza tu hueso púbico hacia el ombligo realizando una basculación de la pelvis, una retroflexión.

Práctica para tus abdominales, suelo pélvico y lumbares

Al inhalar expande tu abdomen hinchándolo como un globo y al exhalar haz de manera muy consciente estos 3 pasos:

Para ir dominando cómo colocar tu cuerpo para realizar un trabajo abdominal, es recomendable practicar un pranayama (técnica de respiración) específico, tumbado sobre tu espalda, con las piernas flexionadas y las plantas de los pies bien apoyadas sobre el suelo separadas al ancho de tus caderas. Deja reposar una rodilla hacia la otra, acerca tu barbilla a la garganta y deja tus manos sobre la esterilla o también puedes colocarlas sobre tu abdomen, para sentir con mayor detalle el movimiento de tu cuerpo.

Al inhalar expande tu abdomen como si fuese un globo, y al mismo tiempo que exhalas, dirige tu ombligo con fuerza hacia dentro, como si quisieras pegarlo a la piel interior de la espalda, y seguidamente realiza un movimiento sutil y pequeño con tu pelvis como dirigiendo tu hueso púbico hacia el ombligo. No se trata de elevar los glúteos del suelo, sólo es un sutil movimiento pero contundente con tu pelvis, es lo que llamamos una retroversión de la pelvis basculándola.
 
Y a continuación, haz mucha presión con tus lumbares y toda tu espalda hacia el suelo. Es decir, al exhalar debes realizar 3 movimientos: uno con tu ombligo, otro con tu pelvis y el tercero con tus lumbares hacia el suelo, de manera que no haya en absoluto ningún espacio ni curva entre tu espalda y la esterilla. Cuando vuelves a inhalar, relajas esos tres puntos evitando de nuevo que haya espacio entre tu espalda y la esterilla.

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